viernes, 5 de diciembre de 2014




Guapuscal Alto - Funes Nariño

Guapuscal alto se ha caracterizado por la fecundidad de sus tierras, en este territorio que cuenta con un clima templado, se produce fríjol, arveja, papa cebolla, que representa la principal fuente de trabajo del Campesino. En los alrededores de esta región también se produce maíz, café, cebada; en la actualidad se está logrando la diversidad de cultivos y es así que se ha implementado la siembra de frutales, como el durazno, chirimoya, guayaba, tomate de árbol y curaba. Con esto se está logrando abrir importantes renglones de la economía agrícola con los frutales, con el objeto de que los mismos permitan al campesino, cambiar su producción a una más una rentable y en menor tiempo para su mejoramiento.




La tecnología no resulta ajena al sector agropecuario, asi que el gobierno decidió apoyar A Guapuscal Alto con los equipos  necesarios, para iniciar un proceso de adaptación y aprendizaje, indispensables para el mejoramiento de su nivel de vida.

con el propósito de modernizar el Centro Educativo, y aplicar las nuevas tecnologías en el sistema de enseñanza, se han adquirido equipos, con computadores para educar donados por el programa de la Presidencia de la república, los cuales quedan a disposición de la comunidad en general, para el diario uso de los estudiantes o para las necesidades de la gente.


El proyecto Investic Liderado por la Universidad De Nariño se aúna a las intenciones del gobierno y pretende llegar al corazón de la sociedad. La familia. Es así que crea el programa Aprender las TIC en familia mediante un curso presencial de 40 horas el cual daría iniciación en el mes de noviembre.


Con el inicio del invierno dieron comienzo los encuentros con la comunidad de esta hermosa región. La calidez  y sencillez de la gente dejaron ver al instante sus deseos de colaborar y participar en cualquier actividad que representara un beneficio para todos. La sorpresa fue mayor cuando recibieron la noticia de una capacitación. Tomaron cómodas posiciones en sus respectivos asientos y se dejaron llevar por los argumentos de las TIC (término que ni siquiera conocían).  Decidieron que era un tema demasiado Importante y más aún, si se trataba de aprendizaje en familia. Todavía un poco confundidos, pero a la vez ávidos de conocimientos escogieron los horarios que más se ajustaban a su tiempo, incluso algunos decidieron sacrificar horas de trabajo por compartir momentos de aprendizaje con sus hijos.

Así que inició la aventura del conocimiento a través de las TIC y comenzó una carrera contra reloj de tan solo 40 horas. Las clases fueron… “diferentes” y hasta entretenidas, las jornadas siempre se prolongaban más de lo acordado pero nadie lo notaba, era necesario sacarlos casi a empujones, pues decían que la tecnología les estaba resultando adictiva. Al fin comprendían por que sus hijos pasaban tanto tiempo frente a “ese aparato”: él les narraba historias, les contaba cuentos, les cantaba viejas canciones, también nuevas, les aclaraba dudas y nunca, nunca dejaba de sorprenderlos.



Decididos a aprender, tomaron temáticas de su interés y se apropiaron de ellas, crearon su idea de negocios, formaron su empresa y se permitieron soñar con un pequeño proyecto que les dio grandes alegrías. Lo diseñaron, lo presentaron y calcularon todas sus ganancias; ya no se  veía como algo del otro mundo.



Al abordar el gran tema del Internet, se dieron cuenta que sus hijos eran unos verdaderos genios y expertos del tema, así que se dejaron llevar. Pero cuando entendieron el significado de las redes sociales los papeles se invirtieron y ya nadie podía parar a esos Padres que dejaron asomar en su corazón la sonrisa y espontaneidad de un niño. Esto es mejor que el chisme callejero, argumentaban algunos mientras compartían chat con varios de sus compañeros de sala al tiempo. Ya no tendremos que salir de casa. Sabremos cómo está la amiga y que cocina la vecina - decían las Madres con una amplia sonrisa – Entendieron que todos podían estar más cerca y al tanto de las situaciones, no solo graciosas sino también de importancia, incluso podrían traer a casa en un instante a sus seres queridos que se encontraban lejos y a los que tanto trabajo les costaba volver. Mientras tanto, los chicos vieron un poco más allá del face y los juegos, pues, también acompañaron a sus padres a soñar y moldear la idea de un negocio que pudiera mejorar su calidad de vida.   




Fueron necesarias más de 40 horas para cubrir las inquietudes que se generaron con cada grupo en el trascurso de los temas, pero fue reconfortante ver como aprovechaban el tiempo, así que extendimos el tiempo tanto como fue posible. Finalmente, concluimos los temas a satisfacción con la noticia de que tendrían, además de la experiencia adquirida, un certificado que lo respaldaría.

Así que la gente no se hizo esperar. Inmediatamente crearon un comité de clausura y reunieron fondos para un refrigerio, el cual tendría lugar el día de la entrega de los certificados, querían tenerlo en sus manos lo más pronto. Así que averigüé, también con afán, la fecha a la cual estarían listos. Una predicción apresurada de la Oficina Investic, me dio la fecha miércoles 3 de Diciembre de 2014, y yo se las transmití, con total confianza de que así sería. A la semana siguiente, un día antes de la clausura, pregunté por los certificados en Investic, quienes me contestaron que por motivos de fuerza mayor los entregarían el día viernes, dos días después de lo planeado. El desconcierto fue tal que llamé en vano a otras dependencias del programa en busca de soluciones. Dado que el compromiso estaba en el aire, tambaleándose, La ingeniera Paulina Guerra decidió muy amablemente sacrificar esa noche de sueño para entregarme completos y justo a tiempo los prometidos certificados, los primeros en el departamento. Con ellos en mis manos, y, frente a la comunidad, advertí unos rostros de miradas ansiosas y llenas de alegría. Esperaban ese documento que les recordaría toda su vida la lucha que libraron en favor del conocimiento para dar un paso adelante.

Con todo el cariño me ofrecieron el refrigerio, que acompañamos con una torta sorpresa que quise compartirles dada la importancia del momento, pero la sorpresa fue para mí, cuando me di cuenta que mi refrigerio era más grande que el de los demás. Se trataba del plato típico y por excelencia de nuestra región: un delicioso  cuy que habían preparado especialmente para su tutor. Me sentí abrumado, conmovido y orgulloso de la labor que había realizado. Todos los sacrificios y esfuerzos para llevar a cabo este programa simplemente valieron la pena. La gratitud de la gente era el mejor pago que me podrían brindar.


Después de abrazos y sinceras lágrimas dejaron que me despidiera, no sin antes invitarme a sus más importantes fiestas, las del 8 y 24 de Diciembre, con el compromiso de volvernos a ver en un hasta pronto.



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